El término ictus o accidente cerebrovascular hace referencia
a un trastorno de instauración súbita de la función cerebral debido a un fallo
de circulación ya sea por isquemia (falta de sangre en el cerebro, con el consiguiente
déficit de oxígeno y nutrientes) o por hemorragia. Hay una serie de factores de
riesgo que predisponen a la aparición de un ictus como son: la hipertensión
arterial, problemas cardíacos y circulatorios, antecedentes familiares de
ictus, sexo masculino, razas negras predominantemente, diabetes mellitus,
hipercolesterolemia, tabaquismo; vida sedentaria y anticonceptivos orales,
entre otros. Existen una serie de señales alarma que determinarán la aparición
del ictus: dolor de cabeza intenso, vértigos, pérdida de visión, alteraciones
del lenguaje, disminución de fuerza y alteraciones de la sensibilidad de forma
brusca. Ante estos síntomas acude rápido al hospital.
Es necesario diferenciar el accidente isquémico transitorio o
AIT y el ictus ya que las secuelas serán diferentes. El primero es aquél cuya
duración es menor a las 24 horas y normalmente sin secuelas y el segundo tiene
una duración mayor a las 24 horas y secuelas evidentes. Dentro de estas
secuelas se encuentra la hemiplejia o parálisis de una mitad del cuerpo junto
con trastornos del lenguaje y del aprendizaje, alteraciones visuales y
sensitivas, trastornos de la postura dificultad en el reconocimiento de objetos
y cálculo de distancias, trastornos emocionales, dificultades para tragar y
dolor; entre otros.
Existen 2 tipos de hemiplejias: la espástica y la flácida. En la primera,
los músculos se vuelven rígidos dificultando los movimientos y se atrofian
debido a la falta de uso. La parálisis flácida suele preceder a la espástica y
a diferencia de ella, los músculos se vuelven blandos imposibilitando y
dificultando a su vez la movilidad.
En cuanto al tratamiento; desde el campo de la fisioterapia,
se enseñará a la familia a la realización correcta de los cambios posturales
fundamentales para evitar escaras y posturas viciosas. Se realizan
movilizaciones articulares con objeto de mantener el recorrido de las
articulaciones y la fuerza muscular. Se realizarán maniobras para normalizar el
tono (estado de tensión muscular impuesto por el cerebro) muy importantes para
la posterior movilidad activa del paciente y postura. Se trabaja sobre el
equilibrio y la marcha y también sobre el dolor. Este dolor se denomina
talámico, y es mucho más intenso que el musculoesquelético y difícil de
combatir.
Es fundamental recalcar, que el tratamiento debe iniciarse lo
antes posible y debe ser multidisciplinar; es decir, coordinado con varios
profesionales como: el logopeda, auxiliares de enfermería, el neurólogo, el
médico rehabilitador, el FISIOTERAPEUTA y; fundamental, el trabajo con la
familia.
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